MUSICA PRENATAL

Los más recientes descubrimientos científicos sobre los efectos de la música clásica durante la primera infancia



Los editores de la revista Newsweek, en su edición de febrero 19 de 1996, publicaron las más recientes investigaciones científicas sobre la importancia de
la música y los efectos favorables de su experiencia en el cerebro del niño:
"La música entrena al cerebro para obtener mejores formas de pensamiento. Si los educadores y padres se enfocaran en los descubrimientos del cerebro...
la música sería un requerimiento diario
" .          



¿Como ocurre el aprendizaje durante la primera infancia?
El aprendizaje comienza cuando se sabe, conoce o distingue alguna actividad física, emocional o intelectual. Todo ser humano nace con un potencial para aprender. Sin embargo, sólo aquellas personas que desarrollan su potencial pueden llevar a un nivel pleno sus habilidades. Durante la infancia, es posible aprender más fácil y rápidamente, ya que el cerebro de un niño es mucho más activo que el de un adulto.

Durante la primera infancia, el aprendizaje se traduce en conexiones cerebrales que transmiten y guardan información. Cuando un bebé viene al mundo, su cerebro es una jungla de neuronas, todas esperando a ser enlazadas en el telar de su mente. Algunas de sus neuronas ya han sido conectadas par los genes, hacia circuitos que ordenan la respiración, controlan el ritmo cardiaco, regulan la temperatura y establecen reflejos. Pero trillones de trillones de neuronas son puras, con un potencial infinito, esperando a ser enlazadas para formar circuitos; que algún día podrán ser activadas para componer canciones a realizar cálculos matemáticos. Si las neuronas se usan, se integran en los circuitos del cerebro, conectándose con otros circuitos, si no se usan, el propio sistema nervioso las cancela de modo prácticamente definitivo

Dichas conexiones se crean a través de la repetición y la experiencia. Dale Curves, de la Universidad de Duke, dice "Las conexiones no se forman tan sólo deseándolo: deben ser promovidas con la actividad."

Cuando se es niño, no todos los conocimientos se pueden procesar fácilmente. Por ejemplo, no es fácil enseñar a un niño de 4 años a jugar ajedrez o a desarrollar cálculos matemáticos. Sin embargo, los niños sí son capaces de procesar música, además de disfrutarla.

A través de su percepción auditiva, visual y sensorial, los pequeños son capaces de imprimir en su memoria las vivencias emocionales que inician el proceso de aprendizaje. Cuando estas vivencias se repiten varias veces, dan por resultado una huella en la memoria. Análogamente, los bebés asimilan, aún antes de nacer, los sentimientos maternos que, al igual que la música, son determinantes para su formación. Estas huellas de la existencia influyen en la forja ulterior de la personalidad de los niños.

De todos los descubrimientos que se han hecho en los laboratorios neurocientíficos en los últimos años, el descubrimiento de la actividad eléctrica de las células en el cerebro, que ayuda al cambio sus estructuras físicas, es una de las más impresionantes.
Las conexiones rítmicas de las neuronas (la llamada "sinapsis") no se asume como un producto que ha de ser construído, sino esencialmente como un proceso, y el principio de su entretejido se establece aún antes de nacer.
A una semana de la concepción, el cerebro muestra la configuración de una suerte de hilera filamentosa de avanzada, que camina fuera del tubo neural del embrión. No deja de resultar maravilloso el hecho de que se crean y desarrollan casi 250 000 neuronas por minuto en el cerebro del bebé durante la gestación.

Al unirse las neuronas, se forman las conexiones neuronales. Los genes determinan las rutas por las cuales habrán de viajar dichas neuronas para hacer sus conexiones.
Después del nacimiento, las señales llegan al cerebro a través de las experiencias sensoriales, para formar así una especie de huella que progresivamente se refina más y más.

Las células del cerebro de un bebé proliferan ampliamente, haciendo conexiones que pueden formar un modelo vigente de por vida. Es ampliamente sabido, en este sentido que los primeros tres años en la vida del niño son especialmente determinantes en la vida ulterior de la persona.
Es pues la experiencia global de la infancia, la que determina que neuronas son usadas y las que se conectan a los circuitos del cerebro. Así como un programador configura los circuitos en la computadora, las experiencias que tu hijo tenga, determinarán si crecerá siendo inteligente o menos brillante, miedoso a seguro de sí mismo.

El pediatra neurobiologista Harry Chungani, de Ia Universidad del Estado Wayne, dice:
'Las primeras experiencias son tan poderosas, que pueden cambiar completamente Ia manera de ser de una persona".